
Pero no, se tuvo que explotar el negocio y James Wan dejó la dirección para dar lugar a Darren Lynn Bousman, que se encargo de hacer la segunda, tercer y cuarta entrega, mucho más cargada de sangre, aunque conservando lo mejor de la película, el final. Y es que en Saw siempre hay un final sorprendente, en el que se explica el porqué de los cabos sueltos. Lo único mejor que en la primera son las trampas, originales y preparadas para hacer sufrir a las víctimas.
En cuanto al argumento, la escena se desarrolla en un cuarto de baño, en el que están encerrados el Dr Lawrence y Adams, encadenados por el pie y acompañados por un cadáver en el centro de la habitación. A lo largo de la historia irán averiguando porque son los elegidos para estar allí, quien es el responsable y sus posiblidades de salir... Si no la habéis visto la recomiendo, no tiene pérdida.
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